Muchos de vosotros os habéis preguntado acerca del efecto que el coronavirus puede tener para vuestras inversiones. Bueno, en Fintup se nos ha estropeado la bola de cristal y no sabemos en qué terminará todo esto. Lo que sí que sabemos es que, por ejemplo por poner un índice de referencia importante como es el S&P 500 en los últimos 10 años habido veintiséis caídas similares a las que estamos sufriendo ahora. Caídas superiores al 5% en un breve espacio de tiempo. Ocho de ellas han sido superiores al 10%, y algunas aún más graves, como la que empezó en agosto de 2018 y duró hasta diciembre de 2018, que fue del más del 20%.
Es decir, ha sido una de las mejores décadas del S&P 500 que se recuerda y sin embargo hemos tenido más de veintiséis ocasiones y motivos para ponernos nerviosos. Se ve, por tanto, que experimentar caídas no es el criterio para tomar decisiones precipitadas. Cualquiera que se haya estado quieto y haya mantenido el rumbo a pesar de esas veintiséis ocasiones de nervios, ignorándolas, habrá obtenido el 14% de rentabilidad anual al que dicho índice ha crecido entre enero de 2009 y diciembre de 2019.
El criterio para cambiar nuestra cartera es que haya habido cambios importantes en nuestra situación personal (por ejemplo, que hayamos estado invirtiendo a largo plazo para la jubilación y que ya estemos a menos de 8 años de la misma); pero el criterio no es ponerse nervioso ante eventos macroeconómicos que no podemos controlar. Insisto: esta última década, que es una de las mejores que se recuerda, nos ha hecho pasar 26 tragos similares al coronavirus (similares en cuanto a caídas, no en cuanto a lo peculiar que está ofreciendo esta pandemia, claro)*.
¿Cuál es la conclusión? Pues lo que dice Peter Lynch: “Mucho más dinero han perdido los inversores por tratar de evitar las crisis o las correcciones que por las crisis mismas”.
Es decir, la conclusión es que no hay que cambiar nuestro estilo de inversión ni nuestra cartera innecesaria y constantemente ante estos eventos, sino mantenerla y, en todo caso, aprovechar las caídas para hacer compras más baratas. Estos eventos de más o menos corto plazo están sucediendo constantemente, y si sabemos que nos vamos a poner nerviosos lo ideal es prepararse mentalmente y actuar en consecuencia: quedamos tranquilos y mantener el rumbo, hacer aportación extraordinaria (si vemos que nos es posible), pero en todo caso maternos quietos porque porque sino estaríamos constantemente cometiendo errores: ahora es el coronavirus hace unos meses fue el Brexit, hace unos años fue otra cosa y dentro de unos meses o de unos años será otra. Todo inversor de largo plazo tiene que tener la alarma puesta: estas cosas suceden constantemente, así que no hacer caso del ruido, no ponerse nerviosos y ver que si uno se está quieto se puede ganar largo a largo plazo.
*Actualización a 25 de marzo 2020: este texto lo escribimos el pasado 28 de febrero. A día de hoy, casi un mes después, ya sabemos que el asunto del coronavirus ha propiciado caídas incluso más vertiginosas que las de octubre de 1987. Pero por poner perspectiva: incluso con estas caídas recientes, el S&P 500 aún está un 68% por encima de su valor de febrero de 2009 (735 puntos versus 2304 puntos actuales). Es un modo más de demostrar que invertir a largo plazo genera un enorme colchón de seguridad.