Tengo un amigo que está absolutamente convencido de que todos los fondos de inversión son un timo y están diseñados para que perdamos dinero. Muchas veces he discutido con él explicándole que eso no es cierto y que sólo tiene que ver las rentabilidades históricas de muchos de esos fondos para comprobar que se puede ganar dinero con ellos. Pero él no se cree esas rentabilidades y da igual los argumentos que utilice, sigue pensando los mismo.
Hasta hace no mucho pensaba que era un poco cabezón y me daba pena pensar en lo equivocado que estaba y en las oportunidades que estaba perdiendo, pero lo cierto es que últimamente empiezo a creer que mi amigo tiene mucha más razón de la que parece…
La idea de que tú como inversor vas a ganar la misma rentabilidad que la publicada por los fondos en los que inviertes es un GRAN ESPEJISMO.
Aunque la rentabilidad que publican todos los fondos de inversión está auditada e incluye todos los gastos y comisiones que los gestores y entidades financieras cobran por sus servicios, la rentabilidad que en realidad consiguen los inversores en esos fondos es mucho peor de lo que piensas.
¿No te lo crees? Aquí tienes una pista:
Este es un estudio publicado por DALBAR que incluye 30 años desde 1984 a 2014. En el tiempo que abarca el estudio ha habido periodos de bonanza y también crisis muy pronunciadas.
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A 31 de diciembre de 2013 | Fuente: DALLBAR
En esta tabla vemos que la rentabilidad media del SP500 (índice que recoge la cotización de las 500 empresas más representativas de EEUU) durante 30 años hasta diciembre de 2013 es del 11,11% anualizado. Sin embargo, el inversor particular sólo ha conseguido un 3,69% en ese mismo periodo de tiempo.
Para poner esto en perspectiva, si hubieras invertido 100.000€ en 1984 en el SP500 al 11,11% anual, 30 años después tendrías 2.358.275€. En cambio, esos mismos 100.000€ al 3,69% serían 296.556€ 30 años después. Esto es una diferencia de 2.061.719€ ¡está claro que como pequeño inversor tienes un problema!
Lo que demuestra el estudio es que el común de los mortales está pagando un coste oculto que supera a todos los demás (mayor incluso que la inflación) y lo más grave es que no tiene ni idea de que lo está haciendo.
Este coste tan enorme no viene reflejado en ningún folleto ni lo verás publicado en ningún sitio. Es por eso que la rentabilidad publicada por un fondo poco tiene que ver con la rentabilidad obtenida por el inversor medio en ese fondo que es muchísimo peor.
Lo que queda claro en el estudio DALBAR es que estamos pagando un gasto extra enorme, pero en ningún sitio se explica cuál es ¿Es posible que a pesar de la información y educación que tenemos a nuestra disposición hoy en día sigamos siendo los pardillos que siempre pierden dinero?
Pues parece ser que sí y si te parece increíble escucha esta otra historia que a mí personalmente me parece ALUCINANTE. Es quizá el ejemplo más claro y exagerado de lo que estoy diciendo.
El mejor fondo de la historia ha sido el Fidelity Magellan cuando era gestionado por Peter Lynch entre los años 70 y 90. Durante ese tiempo el fondo obtuvo una rentabilidad media anualizada del 29%. El Fidelity Magellan se convirtió en uno de los fondos más grandes del mundo debido al éxito de la gestión de Peter Lynch, por lo que está claro que los inversores estaban al tanto de lo buen fondo que era y que la gestión que estaba haciendo Peter Lynch estaba funcionando increíblemente bien. Lo normal es que el inversor medio en este fondo hubiera ganado mucho dinero ¿no? Al fin y al cabo, estamos hablando del mejor fondo y el mejor gestor de la historia. Pues bien, el resultado de un estudio realizado por la propia Fidelity fue realmente sorprendente: El inversor medio en el mejor fondo de la historia perdió dinero.
Sí, has leído bien. El inversor medio en el mejor fondo de la historia durante un periodo en el que el fondo gano un 29% anual PERDIÓ DINERO ¿Cómo narices puede ser?
Si los pequeños inversores somos capaces de elegir de vez en cuando una buena inversión ¿Cómo es que permanentemente lo hacemos tan mal con nuestro dinero a lo largo del tiempo? ¿Cuál es ese coste tan grande? ¿Por qué lo estamos pagando?
Te voy a dar algunas pistas:
Ya sé que tú eres de otra especie, pero te aseguro que el cerebro humano está diseñado para perder dinero en bolsa.
Es posible que nuestro cerebro nos haya permitido sobrevivir desde la prehistoria hasta nuestros días ya que es capaz de evaluar rápidamente cualquier situación y activar los mecanismos de lucha o huida según convenga. Esto es muy útil cuando uno vive en las cavernas y no quiere ser el desayuno de cualquier depredador que pase por ahí, pero es malísimo para invertir en bolsa.
La razón por la que lo haces tan mal como inversor particular y pagas ese coste tan grande del que hablo es la psicología humana, todos decimos lo contrario (yo también) pero la realidad es que, como grupo, los humanos tendemos a invertir cuando las cosas van bien durante un tiempo y a vender todo presas del pánico cuando las cosas van mal. Es decir, a la hora de invertir tu dinero, prefieres comprar caro y vender barato.
Y esta es la razón principal por la que los inversores del mejor fondo de la historia perdieron dinero, entraban cuando el fondo llevaba unos años de buenas rentabilidades y salían cuando el fondo se desplomaba.
Si quieres evitar el mayor coste de todos a la hora de invertir lo inteligente es no hacer nada y tener paciencia, pero claro, esto en la sabana o en las cavernas cuando te estaba persiguiendo un tigre de dientes de sable no era de mucha utilidad que digamos…
A todos nos gustaría poder acertar y dar el pelotazo encontrando la mejor inversión para los próximos años. Pero es mucho más difícil de lo que parece y es una de las razones por la que los inversores perdemos dinero en el largo plazo.
Si no eres un profesional, olvídate de intentar acertar qué inversión o inversiones van a ser las mejores en los próximos años. Más bien emplea una estrategia adecuada, orientada en el largo plazo y olvídate de intentar acertar el qué. Eso es receta segura para perder dinero, pagar más comisiones, más impuestos y hacerlo mucho peor que el inversor paciente que implementa su estrategia y se olvida.
Además, en la mayoría de los casos los inversores no hacen ningún tipo de investigación más o menos profunda a la hora de invertir. Más bien cogen un listado de los fondos que lo han hecho mejor en el último año y compran. O se dejan guiar por las recomendaciones que leen en la prensa o escuchan en radio o televisión.
Esto es receta segura para el fracaso.
Mucha gente piensa que puede ganar dinero jugando a la lotería. Si fuera fácil todos seríamos millonarios. Jugar a la lotería es un impuesto voluntario sobre la gente que no es muy buena con las matemáticas (no te sientas culpable, yo también caigo a veces).
Que te toque la lotería o dar el pelotazo es muy atractivo, hasta adictivo diría yo. Convertir una pequeña cantidad de dinero en millones tiene un efecto irresistible. En parte se debe a que es divertido, pero que nos divirtamos con nuestras inversiones es muy peligroso.
Si te entretienes o te diviertes con tus inversiones, o eres de los que “juegas a bolsa” entonces es que algo tienes que estar haciendo muy mal.
Ojo, aprender a invertir o leer libros de inversión puede ser divertido, pero la inversión en sí cuanto más aburrida y carente de emociones fuertes mejor.
En general preferimos hacernos pobres rápidamente en lugar de hacernos ricos lentamente. Hacerse rico rápidamente (y legalmente) es prácticamente imposible. Solo unos pocos afortunados lo consiguen.
Esto es una estrategia muy común de gente que no sabe lo que está haciendo con sus inversiones.
Por ejemplo, imagina que decides invertir tu próxima paga extra y preguntas a tus compañeros de trabajo donde están invirtiendo ellos. Tú no sabes nada, pero escuchas que un compañero se está forrando con acciones de Terra, compras y la acción sigue subiendo y se lo cuentas a más compañeros y al final todos al hoyo cuando llega el batacazo.
Esto pasa más a menudo de lo que debería. Existe la remota posibilidad de que justo tu compañero de trabajo sea un inversor experto pero lo normal es que no sea así.
Para mí el ejemplo más claro de mentalidad de lemming ha sido la burbuja inmobiliaria. Había que comprar casa porque todo el mundo lo hacía y te animaba hacerlo. Todo el mundo te contaba lo mucho que había ganado y además había la presión extra de que si esperabas un poco para tomar la decisión te quedabas fuera debido a lo rápido que estaba subiendo el precio de las casas.
Otro ejemplo típico son los amigos y familiares que comparan unos con otros las rentabilidades de sus inversiones. Es posible que en un momento dado uno obtenga una rentabilidad mucho mayor que el resto, que entonces decide invertir de la misma forma que su amigo. Esto rara vez funciona, es una manera muy pobre de invertir y aunque la estrategia de tu amigo le funcione a él, es muy posible que tú te vayas a estrellar con ella.
En los años 80 el psicólogo Paul Andreassen realizó una serie de experimentos que demostraban que prestar mucha atención a las noticias económicas provoca comprar y vender más a menudo y obtener rentabilidades inferiores que aquellos que directamente las ignoran.
Yo diría que hoy en día es mucho peor, cualquiera tiene acceso a noticias financieras las 24 horas del día. Nos bombardean constantemente con información de infinidad de fuentes. Si eres un “day trader” es posible que esto sea importante en tu actividad cotidiana, pero si tu horizonte temporal es el largo plazo deberías ignorar todo este ruido.
Algunos gurús de la inversión como Warren Buffett prefieren de hecho alejarse de todo el ruido de Wall Street y sitúan su centro de operaciones lejos.
Además, si escuchas las noticias te estarás dando cuenta de que cada vez son más sensacionalistas, cuanto más impactantes y negativas mejor. Mira el Brexit por ejemplo, nadie sabe lo que va a pasar cuando dejen la unión europea pero todo el mundo tiene una opinión. Obviamente muchas de estas opiniones resultarán ser incorrectas.
Y, por último, aunque la información tuviera algún valor (que lo dudo) a ti te llega tarde, ya ha pasado y por lo tanto el mercado ya lo ha reflejado en el precio. Hazme caso, si quieres ser mejor inversor ignora todo este ruido.
Intentar acertar el momento de comprar o vender es inútil, por lo menos hasta que alguien invente la bola de cristal (y que sólo la utilice él claro está).
Según un estudio de la universidad de Berkeley que abarca 20 años, es decir, 5050 días en los que los mercados están abiertos, perderse los mejores 50 días supone un 80% menos de rentabilidad. Incluso perderse sólo los 10 mejores días en 20 años supone una pérdida de rentabilidad del 23,9%.
Con estos datos, ¿todavía crees que intentar acertar el momento, muchas veces movido por las emociones ¿te va a hacer ganar dinero?
Además, en general estos días mejores de la bolsa suelen venir después de grandes caídas en los mercados, que es justo cuando la gente que hace market timing sale y se los va a perder seguro.
Desengáñate, tú cerebro está diseñado para perder en bolsa y las emociones suponen un coste enorme, mayor incluso que la inflación y los enormes gastos y comisiones que te cobran por invertir tu dinero.
Si no me crees, por lo menos haz caso a Warren Buffett (el mejor inversor de todos los tiempos) y dice textualmente así “The Greatest enemies of the equity investor are expenses and emotions”. Es decir, que los grandes enemigos de los inversores en renta variable son los gastos y las emociones.
La mayoría de los profesionales emplean una estrategia a la hora de invertir su dinero o el de sus clientes. Utilizar una serie de reglas o principios a la hora de invertir y seguirlos al pie de la letra permite eliminar las emociones de la ecuación.
Si eres capaz de diversificar lo suficiente lo que estás haciendo en realidad es comprarte el mundo entero y por lo tanto tu rentabilidad se aproximará a la media de rentabilidad que obtiene el mercado menos los gastos.
Puesto que en periodos largos de tiempo la mayoría de inversores lo hacen peor que el índice de referencia, apostar por hacerlo igual que la media es una buena estrategia y te permitirá obtener una rentabilidad más que suficiente.
Las acciones no son numeritos que brillan en una pantalla que suben y bajan de precio cada día. Cuando compras una acción lo que estás haciendo es convirtiéndote en propietario (accionista) de un negocio tan real y tangible como las paredes de tu casa.
Si piensas como propietario y entiendes que como tal tienes derecho a la parte proporcional de todos los beneficios presentes y futuros que genere ese negocio dejarás de hacer cosas estúpidas como vender tus negocios porque alguien (el mercado) te hace una oferta a la baja.
El largo plazo (y con esto me refiero a décadas) es la mejor arma que tiene el inversor particular y la única ventaja que tiene frente al inversor profesional. En el corto plazo los mercados son un juego de suma cero, es decir, lo que ganan unos pocos es a costa de lo que pierden muchos. Los que pierden son los pardillos y los que ganan son unos pocos elegidos con muchos más medios, experiencia y conocimientos que el inversor particular.
Sin embargo, en el largo plazo podemos ganar todos, no necesariamente lo que ganan unos es a costa de otros ya que la economía crece, las empresas crecen, la tecnología avanza, se genera riqueza, etc.
Es más, como tú no tienes la presión de batir al mercado en periodos cortos de tiempo, como les ocurre a la mayoría de los profesionales, puedes permitirte esperar con una buena inversión años y esta es la ventaja más grande que tienes y que casi ningún profesional se puede permitir por la presión enorme que existe para conseguir buenos resultados en el corto plazo.
La casa Fidelity hizo un estudio para averiguar quiénes de entre sus clientes particulares lo hacía bien y por qué. Encontraron un grupo de personas que lo hacían muy bien, incluso mejor que los profesionales ¿Sabes quiénes eran? Pues los que se habían muerto o se habían olvidado de que tenían una cuenta con Fidelity.
Así que ya sabes, invierte como un Zombi, una vez hayas implementado tu estrategia olvídate y actúa como si estuvieras muerto.
Pero no para que te diga en qué fondos invertir o cuándo entrar o salir, ya hemos visto que eso es perder dinero. Lo que tiene que hacer un profesional es saber cuáles son tus necesidades y objetivos, diseñar una estrategia a largo plazo y acompañarte en el camino para que evites cometer errores.
El asesor profesional debería estar ahí para blindarte ante los mayores enemigos que son el Market Timing, intentar acertar con la mejor inversión y la falta de paciencia.
Salvo para engordar sus comisiones, no sirve de nada que tu asesor haga sesudos análisis macroeconómicos o geopolíticos para decidir dónde y cuándo invertir en cada momento.
Su principal misión debería ser explicarte los principios básicos y servirte de apoyo psicológico cuando tu cerebro active los mecanismos de huida y vayas a pegarte un tiro en el pie en el peor momento.
Y esto es lo único que va a impedir que te conviertas en el inversor medio que no hace otra cosa obtener resultados mediocres, aunque haya invertido en el mejor producto y con la mejor estrategia.
Sin un apoyo profesional como el que digo la inmensa mayoría de los inversores se van a estrellar sí o sí, tal y como lleva pasando toda la vida.
“Regla número uno: no perder dinero. Regla numero dos: nunca olvidar la regla número uno”